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El sexo es una de las dimensiones humanas más importantes, interesantes; y también, rodeada de mitos, estigma y tabúes. El sexo anal es una práctica sexual como otra cualquiera, perfectamente saludable, y cuyo rechazo en ocasiones proviene del desconocimiento.

Desde que empezó a ser socialmente aceptado que la sexualidad humana no tiene por qué centrarse en la reproducción (la caída de locus genitalis, como señalan los antropólogos), comenzaron a normalizarse otras prácticas diferentes del coito. De hecho, para muchos amantes, las prácticas que no implican la penetración, como el sexo oral, resultan incluso más satisfactorias.

Por ejemplo, para las mujeres, es fundamental la estimulación del clítoris para la consecución del orgasmo (que, por otro lado, no tiene por qué ser el objetivo de toda relación sexual; también se puede practicar sexo por el mero placer de practicarlo); por otro lado, los hombres suelen centrar el placer sexual en el pene, lo cual es normal, dado que es la zona erógena principal de cuerpo masculino.

Eso sí; hay que tener en cuenta que el ano no se dilata igual que una vagina. Son dos orificios completamente distintos, con unas funciones vitales concretas, y la estimulación difiere en ambos casos. Por lo general, la estimulación anal suele requerir de más tiempo y suavidad, además de necesitar casi siempre algún tipo de lubricación extra. Como toda práctica sexual, el sexo anal conlleva sus riesgos; pero éstos deberían ser salvables siguiendo algunas recomendaciones básicas.

Es importante eliminar el estigma de las prácticas sexuales, en especial del sexo anal, siempre que se realicen de manera sana (respetando la integridad física y psicológica). Sea cual sea tu identidad, tienes derecho a disfrutar del sexo con libertad. Pero todo derecho conlleva una responsabilidad, así que a continuación voy a informarte de las falsas creencias más extendidas sobre el sexo anal, y las claves para disfrutarlo con salud. Contaremos con la ayuda del sexólogo Carlos Horrillo.

 

Es más placentero para ellos que el sexo vaginal.

No necesariamente.

Según el sexólogo y antropólogo Carlos Horrillo, el interés masculino por esta práctica puede provenir de un impulso ancestral de «conquistar nuevos territorios» y considera de poca importancia el argumento extendido de que el conducto anal es más estrecho, con lo que proporcionaría una sensación más intensa del placer al varón.

No obstante, la percepción del placer es muy subjetiva.

 

Las mujeres no lo disfrutan.

Otro falso mito del sexo anal es considerar que no es una práctica que pueda resultar placentera para la mujer.

Si bien es cierto que la mujer no posee una próstata que estimular, no olvidemos que el ano es una zona erógena muy importante en el cuerpo de la mujer, y puede proporcionar sensaciones muy placenteras.

Eso sí, el experto apunta que, en muchas ocasiones, el hombre «olvida» estimular otras zonas erógenas de su compañera, algo que resulta imprescindible para aumentar su excitación y relajación.

 

Es una práctica ‘sucia’.

Evidentemente, se trata de otro mito ligado al estigma cultural del sexo anal. Curiosamente, son las mujeres heterosexuales las que, en muchos casos, se aplican este argumento, evitando así realizar una práctica que puede ser muy satisfactoria para ellas. La clave es, como apunta el experto, «disponer de información suficiente».

En cualquier caso, cada vez son más las mujeres que lo practican sin complejos. Horrillo calcula que la cifra se sitúa en torno al 30% de las mujeres heterosexuales.

 

La primera vez siempre duele.

Efectivamente, suele ser así. El ano es un esfínter que, a priori, no está habituado a ser penetrado, por lo que es normal que la primera vez que se realiza sexo anal resulte dolorosa, y es así para la mayoría de las personas, según el sexólogo Carlos Horrillo.

Para disfrutar del sexo anal, la relajación y la excitación sexual son imprescindibles.

«El dolor disminuye y el placer aumenta con la práctica, especialmente si existe un componente emocional en la relación sexual», apunta.

 

Requiere mucha higiene.

Cierto. El recto es un canal de desecho del cuerpo humano, por lo que, lógicamente, es recomendable procurar una correcta higiene del mismo antes del sexo para garantizar una experiencia satisfactoria.

 

Es imprescindible lubricar la zona

Así es. Tal como recuerda Carlos Horrillo, el ano es un esfínter que «no se dilata igual que una vagina», una creencia errónea muy común a la hora de mantener este tipo de relación sexual.

Para disfrutar de una relación sexual anal satisfactoria, y evitar provocar dolor y daños innecesarios, es importante disponer de un buen lubricante, y, como describe Carlos Horrillo, «paciencia y cariño».