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Habitualmente me consultan hombres preocupados por que su mujer tiene un deseo bajo. Pero, ¿qué es realmente tener un bajo deseo? Si tenemos en mente la representación del deseo que vemos en películas o el deseo que teníamos al principio de la relación, es probable que pensemos que nuestro deseo ha bajado. Pero lo que ocurre muchas veces es que ha variado la forma en la que se inicia ese deseo. Además, no todo el mundo siente el deseo de la misma manera.

Rosemary Basson es una investigadora que ha estudiado las diferencias en el deseo entre hombres y mujeres. A principios de los años 2000 criticó que el estudio del deseo hasta entonces había estado muy centrado en la respuesta del hombre, sin tener en cuenta que las mujeres podemos tener formas diferentes de desear.

A raíz de sus investigaciones, Basson encontró al menos dos tipos diferentes de deseo. Los llamó deseo tipo 1 y deseo tipo 2. El deseo tipo 1 es el deseo espontáneo que se suele sentir al principio de empezar a relacionarnos con alguien, es un deseo muy característico de la fase de enamoramiento. Este deseo mueve a la búsqueda de contacto y de estimulación erótica. Por otro lado, el deseo tipo 2 es un deseo que se inicia como respuesta a la estimulación y al contacto, por ejemplo a raíz de estar acariciándonos con nuestra pareja. Sería algo así como el deseo de «domingo, mantita y peli» o de «no iba yo con esto en mente pero si nos ponemos me animo». También es un deseo asociado a sentir una conexión emocional con la pareja, por ejemplo, después de tener una conversación interesante o sentir cuidados afectivos.

Basson en sus estudios encontró una tendencia de los hombres al deseo tipo 1 independientemente del momento de la relación; y en las mujeres, una tendencia al deseo tipo 1 en la fase de enamoramiento (que dura desde meses hasta un par de años de relación) y al deseo tipo 2 al llevar ya cierto tiempo de relación. No hay un tipo de deseo mejor que otro, ni mayor ni menor, sino que son diferentes en la forma en la que se inician. El deseo tipo 2 puede ser tan alto como el tipo 1. Pero es habitual pensar que si no es espontáneo es que no hay deseo, cuando no tiene por qué ser así.

Esto tiene que ver con que lo que entendemos por DESEO es el deseo que vemos representado en películas y series, que en su mayoría están dirigidas por hombres y por tanto se parece más al deseo tipo 1 que suelen sentir ellos. Ese deseo arrasador e incontrolable en ambas personas que vemos en las películas, puede darse al inicio de algunas relaciones de pareja pero no es habitual que se mantenga en la vida real pasados unos años. La cuestión es que lo que vemos en medios de comunicación moldea la idea que tenemos sobre lo que «se supone que tiene que ser la sexualidad». Y si nuestra forma de desear no se parece a esta representación mental que tenemos, nos sentimos inadecuadas y nos preocupamos por no llegar a unos estándares muchas veces irreales.

No siempre deseamos lo mismo, ni de la misma forma

Por eso es importante saber que el deseo en hombres y mujeres puede no darse de la misma manera, especialmente si la relación es de larga duración. Habitualmente se ha venido tomando como referencia la forma de desear de los hombres y todo lo que no sea eso se ha venido considerando deseo hipoactivo. Pero no es realista utilizar la misma vara de medir para todo el mundo porque no existe una forma estándar de desear. Tenemos muy interiorizado que el deseo tiene que surgir de forma espontánea, como en las películas, y si no, muchas veces se considera que no hay deseo. Pero el deseo es igual de válido tanto si surge como si lo buscamos y lo trabajamos con mimo.

La realidad es que las diferencias entre hombres y mujeres que plantea Basson son tendencias y generalizaciones, y que tanto hombres como mujeres vamos a experimentar ambos tipos de deseo en diferentes momentos. El deseo no es algo estático, sino que va cambiando con cada persona, con el momento relacional y hay muchas cosas que influyen en ello. No hay formas mejores ni peores de sentir deseo. Y especialmente cuando llevamos cierto tiempo de relación, es posible que el deseo no se encienda como un interruptor. Por eso es importante el autoconocimiento y la comunicación en pareja, para saber cuáles son las mejores formas de encender y mantener las ganas.

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